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una gallina quiere volar

Querida abuelita de lápida fría...

Querida abuelita de lápida fría... Ayer fui a ver a mis difuntos. Toda una saga de abuelos, bisabuelos y tatarabuelos recibieron mi visita y la de los parientes vivos.

 

El cementerio parecía una fiesta, más la inauguración de un centro comercial que un lugar de reflexión. ¿Muerte? En todo el año no habían estado esas tumbas tan limpias ni llenas de flores frescas, las calles tan llenas de gente, los muertos tan vivos en la memoria.

 

Es el reencuentro de uno con sus ancestros, es la tradición, el recuerdo, el encontrar las raíces. Es ver nuestro pasado y también nuestro futuro, dónde caeremos, hojas, al marchitar. Es hermoso. Es paz.

 

Por la noche encendí una vela roja en el salón. Para indicar el camino a los espíritus queridos. Ellos no me impidieron visitarles por la mañana, justo era dejar que entraran en mi casa por la noche con su susurro fantasmal y esa aura de ángeles de la guarda que me arroparon en cariño del más allá.

3 comentarios

noemi -

Pero tu... estás viva aun, verdad?

Un besito

la gallina -

Noemí: sí se celebra el día de los muertos, pero empieza a ser una tradición de lo más obsoleta. El fin de semana comenté: el martes me voy al cementerio. Fué mayúscula mi sorpresa cuando me preguntaron: ¿es que se ha muerto alguien?
¡Claro que se ha muerto alguien! Algunos hace más de 40 años.

noemi -

Creerás que no sabía que por allá festejaban el día de muertos? Perdón por mi ignorancia.
Por cierto, hasta que te has dignado aparecer de nuevo por mi blog, eh? te he extrañado, fea.