Intento comprenderme

Llegué tarde, tardísimo, cuando estaba en la puerta caí en la cuenta que se me había olvidado el pastel, y que mi aliento olía a ajo y a tabaco.
Y lo peor es que sí eres la persona más importante para mí... después de mi misma. Me di cuenta de ello con las llaves en la mano, a punto de entrar en el portal. Me decepcioné. Me pregunté si me habría resultado tan difícil esforzarme para ti, acordarme de lo prometido y desear cumplirlo.
Y medité. ¿Realmente estaba decepcionada por qué no soportaba dañar a quién quería? ¿O, simplemente, me amonestaba por mi estupidez poco práctica (tener que aguantar tu mala leche –totalmente justificada- toda la noche)?Intenté hacer un examen de conciencia, dictaminar qué parte de amor había en mí, y qué parte de egoísmo. Y no conseguí discernirlo. Todavía lo estoy analizando, y a veces me parece una cosa; un poco más tarde la contraria. Dudo de la pureza literaria de los sentimientos ¿es posible hacer un proceso químico-biológico en el qué, por decantación o filtración, logremos desenmarañar los miles de hilitos de pequeñas razones que dirigen nuestras actitudes?
0 comentarios