jaque
Llevo una semana enganchada a un best seller de los mejor conseguidos. El ocho. Todo el argumento gira en torno a un legendario juego de ajedrez con grandes y misteriosos poderes y en el hecho que todas las personas que tratan de conseguirlos se convierten en piezas de un enorme juego de estrategia y táctica en el que el tablero es todo el globo terráqueo. La historia en si resulta entretenida, pero lo mejor es la filosofía vital que transmite.
Siempre me han afectado sobremanera las películas y los libros que he leído, y durante estos días me he sorprendido más de una vez analizando mi vida como si de una partida de ajedrez se tratara. A veces soy un peón, la reina, un caballo, el rey, o un alfil. Casi nunca una torre. Y me vuelvo blanca o negra según el día.
Todos, en realidad, adoptamos actitudes que podrían equipararnos a figuras de este juego, en constante cooperación y batalla con los demás, siempre en movimiento. Adoptamos roles, nos adaptamos al entorno “yo soy yo y mis circunstancias”. Es una cuestión de pura supervivencia.
Me pregunto qué pasaría si un día tanta transmutación de identidad terminara con nuestra estabilidad psicológica. O peor... ¿qué pasaría si un día la reina se negase a volver a ser peón?
2 comentarios
la gallina -
Anónimo -
Y siempre tenemos que vivir de la estrategia, o nos comen,
besitos