Se me cayó la cresta

Hoy me he mirado desnuda intentando reconocerme. He buscado sin éxito el hueco en forma de paréntesis que quedaba entre el pubis y la rodillas. De pie puedo juntar mis muslos.
Debajo del ombligo ha aparecido un ligero canelón. Apenas perceptible, yo sé que la piel ya no se engancha al músculo. Más arriba, no queda ni la sombra de los abdominales que se me marcaban de forma natural.
Los pechos se han vuelto un poco gelatinosos con los pezones relajados, mucho más rosados y grandes que pocos años atrás.
Girando 180 grados me ahorro la parte de arriba de la espalda, pero hay un cojincillo ahí en la cintura que es preludio de las nalgas. Nunca he tenido un culo espléndido, no creía que pudiese ir a peor. Pero sí, la celulitis se reproduce como un par de ratas en un granero.
¿Todavía estoy buena? Sí. Pero quizá pronto no lo esté. No creía que pudiese cambiar tan rápido, pensaba que esa figura que tenía sin esfuerzo era un regalo perpetuo.
Y me miro y pienso que esa soy yo, que tengo que memorizarme, quererme, aceptarme y gustarme, que no pasa nada si tienes un par de canelones, lo importante es agitarlos con dignidad. ¿Podré aprender a hacerlo? Es el preludio a poder pasear con dignidad futuras arrugas, canas, carnes más caídas, dentaduras postizas.
Y me hace pensar. El problema quizás no reside en dejar de encontrarme atractiva. El problema es no encontrarme joven. Ya no paso por una adolescente nervuda a los ojos de nadie, y eso significa que no me puedo comportar como tal. No puedo emborracharme con calimocho en la calle, no puedo dormirme en el trabajo, no puedo decir que se me olvidó pagar el agua ni la luz, no puedo armar jaleo en un bar e irme corriendo sin pagar, ni romper los buzones de mis vecinos, ni limpiar la casa dos veces al año.
Se me cayó la cresta, los pechos, el culo. Se me cayeron las licencias de juventud.
1 comentario
Colibrí Lillith -
Si te consuela, a mi de pie también se me juntan los muslos, no tengo abdominales marcadas, ya veo índicios de piel de naranja... y no me emborracho por la calle, ni armo jaleo en los bares, ni me voy sin pagar, ni rompo los buzones de mis vecinos... Y eso q estoy a los 18 años, ¿soy por eso más o menos joven que tú?
Sonará muy tópico, pero la juventud se lleva por dentro, y el cuerpo se lleva siempre encima, a pesar de que no es lo más importante que tenemos.