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una gallina quiere volar

Esta hembra tiene la dentadura picada

Esta hembra tiene la dentadura picada

 

 

Me levanté con dolor de cabeza tras una movidísima noche en la que no paré de despertarme y dar vueltas en la cama. Me dormía y ahí estaba ella, midiendo tres metros, enfundada en bata blanca, mascarilla y gorro de quirófano, con los ojos inyectados en sangre. En una mano, una enorme jeringa de metal; en la otra un taladro en marcha con un ruido infernal. Me despertaba cubierta de sudor, y una angustia muy fuerte me oprimía el pecho. Volvía a entrar en sopor y me encontraba atada a una silla ortopédica con correas de piel, mientras ella se acercaba con mirada maligna y riendo como una bruja de las malas malísisimas de las pelis de Disney. ¡Señor, qué noche!

 

 

A las ocho de la mañana quería volver a entrar en mi huevo, le gemí a mi gallo: ¡No quiero ir al dentista, ya no me duele la muela! Pero él erizó la cresta y arqueó las cejas. A mí se me bajó la cola al instante.

 

Tras morderme las uñas y fumarme dos cigarrillos ante la puerta, finalmente pulsé el timbre. Me abrió un ángel. Una enfermera dominicana dulcísima con largas pestañas me llevó hasta el consultorio. Y allí estaba ella, no tenía más de treinta años, risueña, suave y encantadora.

 

Tardó diez minutos en empastarme la muela, en los que casi me relajé. Cuando terminó me dio una piruleta, y salí de ahí jugando a no pisar las junturas de las baldosas, como cuando tenía ocho años y salía del dentista con el chupa-chups metido en la boca.

2 comentarios

noemi -

Pues que suerte, porque es... horrible!!!!

Besitos

Colibrí Lillith -

Mira qué bien, ya tienes un trauma más superado :D

Me ha gustado mucho lo de "Le gemí a mi gallo. Pero él erizó la cresta y arqueó las cejas. A mí se me bajó la cola al instante." Es muy original tu vida gallinera :)
Cuídate y feliz año (por si acaso no actualizas antes)