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una gallina quiere volar

En el andén

En el andén Ocho de la mañana. Un bochorno asfixiante en el metro, justo al inicio de uno de los días más calurosos de este mes de junio. Centenares de personas con cara de agobiadas y sudorosas corriendo arriba y abajo esquivándose unas a otras.
Y de repente las veo allí. Tranquilas, tan fescas, impecablemente maquilladas y con toda la pedrería encima. Dos abuelísimas charlando sentaditas en el banco del andén de la estación de fontana, que dios sabe que es la más profunda y la que más temperatura y dióxido de carbono acumula. Y ellas ahí, dejando pasar un metro tras otro, tan ricamente. ¡A las 8 de la mañana!
Me hubiese gustado tener 5 minutos para pregunarles qué hacen dos respetables damas jubiladas a las 8, duchadas y repeinadas, pasando el rato en el andén del metro en vez de quedar a las 10 para desayunar en la cafetería. ¿Qué me hubiesen contestado?

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