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una gallina quiere volar

Instinto

Instinto

Volvía ayer sentada en el metro. Miraba como siempre el reflejo de mis ojos en la ventana e intentaba adivinar si estaban tristes o simplemente cansados. En la parada siguiente entraron dos cachorrillos humanos de unos seis años, la edad que más me gusta. Estaban compitiendo para ver cual de los dos dibujaba mejor la figura de un vampiro.

Eran unos dibujos preciosos. Los niños, muy serios, discutían defendiendo cada uno su estilo pictórico, dándose largas y razonadas respuestas. Su madre los atravesaba con la vista con una mirada indiferente y perdida.

Estuve a punto de decirle: "¡despierte, señora! ¿No se da cuenta de los hijos maravillosos que tiene?"

Se bajaron al cabo de un rato. Me quedé con la sonrisa puesta y un vacío en el útero.

2 comentarios

Manuel -

¿Se te salió el huevo?

Colibrí Lillith -

Si es que los niños dan vida, mucha vida... No eres la única a quien ver un rato unos niños, en su mundo, en sus cosas, le hace sonreír.