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una gallina quiere volar

Regularización

Regularización Se llama Andrea. Es de Ecuador. Tiene la mirada entristecida y sonrisa dulce, una cabeza que se ve enorme encima de su cuerpo hecho de huesecillos.
Corre arriba y abajo con trapos y fregonas intentando mimetizarse con la pared, mirando hacia el suelo. Tiembla cada vez que oye pronunciar su nombre.
Lleva 3 años trabajando 13 horas diarias, a veces más, en casa de una mujer muy digna que le paga miserablemente y cree disponer de su vida entera.
Hace unos meses, Andrea le pidió que le arreglara los papeles. Ah, pero esta mujer con trajes de seda y no sé cuantas propiedades en la costa no se lo podía permitir, le salía demasiado caro.
Andrea ha conseguido regularizarse ella sola, después de sudor y lágrimas, y no sé si también un poco de sangre. Como a mi me lo cuenta con la dulce sonrisa...
Increíble el abuso que sufren algunas personas por parte de otras. Y no disimulan.

1 comentario

Colibrí Lillith -

Me gusta mucho tu texto :_) Hay gente que lo pasa tan, tan mal...